La Época de los Imperios


Nadie sabe con seguridad cuales fueron las causas que motivaron la caida de Teotihuacan o el colapso de las antiguas ciudades mayas, pero el hecho es que después de 900 d.C. el mundo mesoamericano comenzó a reorganizarse bajo nuevas reglas. Fue una época de inestabilidad general; surgían pequeñas ciudades que se volvían poderosas por algun tiempo, luego desaparecían al ser conquistada por nuevos reinos. Las nuevas poblaciones se ubicaron entonces en lugares de fácil defensa, contruyeron fosos y murallas alrededor de sus casas y templos, y en lo alto de las montañas levantaron fortalezas. Desde Yucatán hasta Sinaloa aparecieron imágenes de guerreros relacionadas al culto de Quetzalcóatl-Kukulkán;
procesiones de soldados y batallas adornando los palacios de Tula, Chichen Itzá Cacaxtla, y las representaciones de sacrificios humanos se volvieron más comunes. Una nueva ideología se difundío por todas partes. De acuerdo con ella, la guerra y el sacrificio eran necesarios para mantener el sol en si lucha diaria contra las fuerzas de la oscuridad y la noche, mientras que los caballeros águila y los caballeros tigre luchaban sin tregua para asegurar el movimiento de los astros. En estos tiempos difíciles, se formaron los imperios que después dominarían gran parte de Mesoamérica, el tolteca, el tarasco y el azteca; en sus orgullosas capitales prosperaron las artes -como la orfebrería y la pintura de códices- y se establecieron escuelas dónde enseñaban historia, religión, artes guerreras, canto y administración pública. Mientras los pueblos conquistados trabajaban la tierra y pagaban tributos para mantener el esplendor de las nuevas metrópolis.

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